Se puede decir que Rabanales y sus alrededores, conservan aún las señas de identidad que definen y diferencian a la comarca de Aliste. Así sus ondulados paisajes, su arquitectura popular, la forma de vida de sus gentes y historia, nos la describirán como en ninguna parte.

Esta ruta comienza en Mellanes, pequeña localidad de gentes sencillas que veremos dedicadas a sus quehaceres diarios, cuidando los rebaños de ovejas o las vacas de raza alistana, o atendiendo las diferentes labores agrícolas, antaño más importantes, como lo atestiguan las grandes aventadoras que encontramos a las afueras del pueblo.

Del alboroto de los rebaños trashumantes que por Mellanes iban al llegar el verano en busca de los verdes prados sanabreses, sólo quedan muestras en el letrero de una de sus calles, la calle Real, que hace alusión a las vías pecuarias, en este caso al cordel de Zamora a Sanabria, camino secular por donde discurrían estos rebaños.

Nuestro paseo por el pueblo tendrá además el encanto especial de sus tradicionales viviendas de tejado y paredes pizarra, con puertas de madera enmarcadas por grandes piedras de cantería, y cerraduras decoradas por los artesanos de la herrería. A pocos metros en la rivera del Cuervo y en el río Mena encontramos los típicos molinos.

Saldremos de Mellanes por una empinada cuesta que nos lleva al cementerio. Una vez recuperado el resuello, nos daremos cuenta de que estamos en un ahondonada  rodeada de borde circular en lo alto un monte. Se trata de uno de los castros mejor conservados del a comarca, cuyas cuatro entradas, orientadas a los cuatro puntos cardinales, eran defendidas por sus primitivos pobladores celtas y romanos.

Ahora cogemos un camino que sale a la derecha hacia la carretera a Rabanales la atravesamos y continuamos alejándonos de Mellanes entre cortinas, en cuyas lindes cercen los robles rebollos, majuelos, zarzas y el torvisco.

En este tramos del recorrido son abundantes los robles y jaras, y la llegada de las lluvias hará las delicias de los aficionados a la micología, ya que a los lados del camino y en los prados crecerán multitud de especies de setas.

Nuestro camino desembocará en el cruce de la carretera a Mellanes con la de Tolilla y Lober, ay cerca de Rabanales. Rabanales es una de las localidades más importantes de la comarca, ya desde que sus primeros pobladores andaban por aquí, y es que en sus alrededores se han encontrado hasta cuatro castros.

Procedentes de algunos de ellos, encontraremos numerosas estelas funerarias romanas repartidas por las paredes de algunas viviendas del pueblo, destacando de todas ellas las que encontramos en su  iglesia parroquial. En ésta además, en su exterior, nos llamarán la atención unas figuras fálicas de granito posiblemente de origen prerromano.

No debemos irnos de Rabanales, sin degustar en alguno de sus restaurantes, bien a mitad del recorrido o al finalizar, los sabrosísimos filetes de ternera alistana, que a buen seguro nos servirán de excusa para repetir la visita en el futuro.

Ahora nos situaremos en el calvario donde se levantan sus tradicionales cruceros, en la entrada del pueblo según venimos de Alcañices. Desde aquí iremos descendiendo hacia Rabanales por el camino del cementerio, hasta coger otro que sale a nuestra izquierda antes de la primera vivienda. Este discurría entre cortinas, quedando en otoño, en algunos tramos, cubierto por el manto de hojas secas de robles y castaños y de las pinchudas bolas que guardan los frutos de estos últimos.

Enseguida pasamos dos cruces de caminos pero seguimos de frente. Poco a poco iremos ganando altura lo que nos dará una buena visión del paisaje de los alrededores.

Al llegar a un pinar de repoblación cogemos un camino a la izquierda que un poco más adelante serpenteando por un pequeño robledal, después de pasar junto a un pilón y cruzar el río Mena, desembocará en la pequeña localidad de Ufones.

Ufones es otro de los tradicionales pueblos alistanos. Además de sus típicas viviendas encontraremos cerca de la iglesia una figura fálica similar a las de Rabanales y ene el Mena uno de los típicos molinos de los ríos y arroyos de la comarca.

Desde aquí podremos regresar por el mismo camino, o para los más andarines proponemos regresar siguiendo el curso del Mena, donde además de los tradicionales molinos y las ruinas de una antigua serrería asociada a uno de ellos y a las viviendas de sus dueños, podremos disfrutar de la presencia de una variada fauna que encuentra refugio en sus escarpadas orillas, ye en su magnífica ribera de alisos y chopos.

Sin embargo, hay que advertir que en algunos tramos se dificulta el paso, sobre todo cuando el río va crecido, por lo que habrá que subir a media ladera sorteando zonas de dificultad, requiriendo una cierta preparación física.

Accesos:

Desde Zamora por la carretera nacional 122 en dirección a Portugal llegaremos después de 50km aproximadamente a la localidad de Ceadea donde cogeremos el desvío que nos lleva a Mellanes. También podemos llegar desde Alcañices por una carretera que va directamente a Rabanales pasando por Ufones.

Desde Tábara tendremos que llegar primero a Ferreruela pasando por Escober y san Martín. Desde aquí nos dirigimos a Gallegos del Río para a pocos metros en dirección sur coger un desvió a Tolilla y Lober y salir un poco más adelante a la carretera que va de Rabanales a Mellanes. Este recorrido supondrá unos 34km